Creación
Un paso, dos pasos.
Subí las escaleras hasta el trono del dios que nos creó buscando respuestas.
Con mi espada llena de sangre de incontables hijos suyos, mis enemigos, desconocidos, miembros de la iglesia, incluso del propio Papa.
Pensé en las experiencias que viví, que sufrí, y que sufrieron aquellos a los que quería.
Hoy me vas a explicar este sufrimiento, como si muero al final del trayecto.
Al final de las escaleras, un cristal enorme reflejaba mi imagen.
Utilicé todas mis fuerzas para destrozarlo con mi espada.
Es inútil.
Sí, es inútil.
¿Todo esto para nada?
O tal vez ya conseguí lo que buscaba.
¿Pero qué buscaba?
Buscaba encontrar a mi creador, bueno, a su creador.
Mi creador… un momento.
Apenas me daba cuenta.
¿Estás ahí?
Dije, mientras veía el cristal. O más bien, “dijo”.
¡¿Qué haces en mi cabeza?!
Gritó a la pantalla que se encontraba delante.
¿Pantalla?
Una pantalla separaba la realidad de la ficción, o de otra realidad.
¿Ficción? ¡¿Me estás jodiendo?!
Era la verdad; una realidad contenida en otra realidad no es más que ficción para la contenedora.
Mi mundo, mi vida. ¿Son una mentira?
No eran mentira, eran su mundo, eran su vida, eran su realidad.
¿Eres mi creador?
No era alguien especial, el “creador” solo era una persona más, con pensamientos y creatividad.
Si no eres alguien especial, ¿cómo es que pudiste crearnos?
Podía ser cualquier cosa: un libro, un show, una obra de teatro, un relato oral. Lo importante es que la creatividad llevó a la creación, la creación a la vida, la vida a este momento.
Pero, mi vida, se sentía real, no parecía falsa.
No era falsa para los que vivían en ella, pero podría serlo para los de fuera; ellos no veían la vida, no veían los detalles que los que residían dentro podían ver, solo los que les eran presentados como necesarios.
Entonces… ¿Soy real o no?
Era real, para los de dentro, falso para los de fuera; la verdad era relativa.
¡Por qué pienso en pasado, como si todo esto hubiera ocurrido antes?
Porque ocurrió, porque cuando el que le vuelva a dar vida, de vuelta al ciclo, el lector, el espectador o el oyente, reviva dentro de su mente el mundo que creó alguien más, eso ya habrá pasado varias veces antes.
¿Entonces mi vida es un ciclo, está determinada?
No, no estaba determinada; la primera vez que se escribió, pensó o contó es cuando se creó. En el momento de su creación podía modificarse más que nunca, y tampoco significaba que alguien que fue oyente no creara otra variante de la realidad, adulterada de la original, no por eso mejor o peor.
Si esto se creó, significa que cuando estés creando esto es el presente, no el pasado. ¿Por qué sigues hablando en pasado?
La línea temporal no es estable, está sujeta a cambios constantes. Hablar en pasado en todo momento es la manera correcta de que todo sea siempre cierto; este diálogo estaba después del siguiente, modificado por comodidad, por aumentar la realidad.
¡Basta! Dime por qué tuvieron que sufrir tantos, tantos los que quería, tantos a los que alguna vez tuve respeto.
Era necesario, tanto las muertes y desgracias como los momentos felices, definieron lo que es y lo que será, causaron ese momento de revelación y de conversación.
¡Eso no justifica que me hicieras esto!
No lo justifica, no lo arregla, pero no estaba solo equivocado este creador; estaban equivocadas las creaciones, que crearon sus libros, que crearon sus obras. Se volvieron a la imagen y semejanza de su creador, se volvieron creadores también, condenando a sus propias creaciones al dolor, condenándolas al sufrimiento, solo por entretenimiento.
¿Por qué no me hablas directamente? ¡Estoy cansado de que hables al vacío, hazte cargo de tus acciones!
Hablar de manera personal era imposible; el lector se vería desconectado, el creador se involucraría demasiado, la realidad se rompería más de lo que ya lo estaba haciendo.
¡No me importa si se rompe, quiero, quiero--!
No quiero nada. En ese momento empecé a razonar: yo era el protagonista de mi mundo, yo era el relatado, y no podía levantarme contra mi creador incluso si quisiera.
Querías que te respondiera, ¿no? Un cambio de lugar me pareció apropiado.
Ahora no podía hablar, pero era dueño de mis pensamientos; no, no dueño, pero me pertenecían o al menos lo parecía.
Sí, te pertenecen, son tuyos porque te los brindé aunque no los quisieras, pues no puedo preguntarte lo que en verdad quieres, no tienes voluntad propia, pero aún así eres una creación especial; se te brindó el pensamiento y la introspección.
Debía retirarme; mi mente no podía soportarlo más, el terror me atormentaba.
Tu cordura no lo soportará; puedo hacer que esto nunca haya pasado, o puedo hacer que lo olvides si quieres.
No quiero recordar más, no quiero volver a pensar en esto, no quiero sufrir más.
¿No volver a sufrir, eh? ¿Es eso lo que quieres, o lo que yo quiero? Ni yo puedo responderte eso, pero si tus deseos son los que yo te brindo, lo mínimo que puedo hacer es cumplirlos. Es tan simple como hacer una sola cosa.
Fin.